lunes, 14 de septiembre de 2009

Acidos grasos libres

La medición de los ácidos grasos libres, no es una prueba que normalmente se realice en los laboratorios clínicos, y su utilidad es bastante reducida. No debe confundirse con la medición de Trigliceridos que es algo completamente diferente. Los trigliceridos, son precisamente ácidos grasos que se encuentran unidos a una molécula de glicerol y conforman así el triglicerido.
Pero me parece interesante que sepas esto de los ácidos grasos libres para que no los confundas.
Los acidos grasos libres son los únicos lípidos o grasas que circulan en la sangre sin que se hayan unido a una lipoproteina. También suele llamárselos ácidos grasos no esterificados. Provienen de los trigliceridos, que son hidrolizados en el tejido graso o adiposo de una persona.
Estos ácidos grasos libres son utilizados para ser oxidados o para la síntesis de nuevos triglicéridos.
Aunque parezca una contradicción, los valores más bajos de ácidos grasos libres se encuentran precisamente después de la ingesta de alimentos.

Aumento de los ácidos grasos


Los casos en que pueden aumentar los valores de ácidos grasos libres en la sangre estan asociados con aspectos fisiológicos o con aspecto fisiopatológicos. Pueden elevarse por acción de la adrenalina, es decir cuando se tiene estrés, cuando se realiza ejercicio, o cuando hay alguna patología que produzca dolor intenso.
Se encuentran elevados los ácidos grasos libres en la Diabetes tipo 1, es decir la famosa diabetes mellitus insulino dependiente, la gordura u obesidad, e incluso en circunstancias en las que se está en ayuno.
Otras causas que pueden producir elevación d los ácidos grasos libres, son el hipertiroidismo, los problemas hepáticos crónicos, la cirrosis hepática, el feocromocitoma, y otros transtornos de los lípidos.

Valores Normales de los Acidos Grasos Libres


Se tiene como valores de referencia para los ácidos grasos libres: 10 a 20 mg/mL. En todo caso, al ser tan inespecífica su valoración, y habiendo otros metabolitos que son más apropiados para un control de la salud, no es frecuente su realización rutinaria en el laboratorio.

miércoles, 29 de julio de 2009

Acido úrico

El ácido úrico es el producto final de la degradación de las purinas que son procedentes del catabolismo de los ácidos nucléicos.

Dichos ácidos nucléicos pueden proceder de dos fuentes, una externa llamada exógena derivada del consumo de proteínas en la dieta, y otra interna llamada endógena que es la que señalamos inicialmente y es la más importante en cuanto a la generación de ácido úrico.

Se forma a partir de los aminoácidos de las nucleoproteínas que se unen al fosforribosil fosfato para formar nucleótidos, que acabarán formando las purinas y posteriormente el ácido úrico.

La dieta diaria influye de forma significativa en la concentración de ácido úrico que pueda haber en la sangre, de manera que para que se puedan hacer valoraciones correctas, se necesita que se haya tenido una dieta libre de purinas por lo menos tres días antes de la determinación, sin embargo, esto no suele hacerse, y es frecuente que las personas asistan simplemente con ayunas de 8 o más horas, generalmente durante la noche. Los médicos, jamás toman en cuenta este detalle y menos los laboratorios clínicos.

Los Valores Normales de ácido úrico, varían según la literatura y el laboratorio que los mide, sin embargo, se tiene un valor aproximado de:
  • Hombre de 3 a 7 mg/dL.
  • Mujer de 2 a 6 mg/dL.


Elevación del ácido úrico en sangre



La principal manifestación de valores elevados de ácido úrico en la sangre, o hiperuricemia es la gota. Los valores muy altos de ácido úrico en la sangre, generalmente muestra pacientes con artrítis gotosa crónica o aguda, nefropatía úrica u urolitiasis. Sin embargo, muchas personas que tienen valores elevados de ácido úrico, no presentan ninguna manifestación clínica.

Se produce un aumento en el suero de la concentración del ácido úrico, ya sea por:

  • un incremento en su formación

  • o por un incremento en el catabolismo de los ácidos nucleícos

  • o por una disminución de su eliminación


Disminución del ácido úrico en sangre


La disminución de los valores de ácido úrico en la sangre, no tienen ninguna consecuencia clínica y no son muy frecuentes, sin embargo, se las puede ver como hallazgo concordante en ciertas enfermedades hepáticas graves, tratamiento con hipouricemiantes, trastornos de los tubulos renales, algunos tumores, cáncer, y otros casos poco frecuentes. Pero como decimos, no tiene por sí mismo, ningún efecto o manifestación clínica.

Acido láctico

Normalmente, cuando se metaboliza la glucosa como fuente de energía en el organismo, se lo hace por una vía que conduce a la formación de acetil coA, ingresando luego en lo que se denomina el Ciclo de Krebs, para finalmente producir dióxido de carbono y agua además de la energía requerida en la forma de ATP. Pero en condiciones de falta de oxígeno, lo que se acumula es el ácido láctico, además del ácido pirúvico, ya que no se dan las condiciones para formar la Acetil-CoA.

La elevación de la concentración de ácido láctico es por tanto, consecuencia de la falta de oxígeno en el organismo, estado denominado hipoxia. Resulta así, ser un excelente marcador del grado de oxigenación que tienen los diferentes tejidos del cuerpo.

La determinación del ácido láctico, tiene utilidad cuando se está frente a una acidósis metabólica, no existiendo insuficiencia renal, cetósis hiperglicémica o sépsis.

En ocasiones, cuando se ha realizado ejercicios intensos, suele encontrarse valores elevados de ácido láctico en sangre, pero en general una elevación del ácido láctico en el suero, es señal de que falta oxígeno en las células, fenómeno llamado hipoxia celular, frecuentemente visto en la hipoperfusión tisular en el shock. Su aumento es directamente proporcional a la gravedad de la lesión.

Se prefiere usar para su valoración sangre arterial, pero también se la puede realizar en sangre venosa.

Causas que producen aumento del ácido láctico:

  • Hipertensión
  • Sépsis y neoplasias
  • Anemia aguda
  • Cetoacidósis diabética
  • Deshidratación grave
  • Intoxicación alcohólica aguda
  • Insuficiencia hepática grave
  • Insuficiencia respiratoria con hipóxia grave
  • Shock
  • Isquemia regionales del cuerpo como es en el infarmo mesentérico o la izquemia de extremidades por embolia.
  • Ejercicio excesivo
  • Intoxicación por monóxido de carbono.